martes, 17 de abril de 2018

El padre Abad

Cuan diferente a Ezequiel Aliso es el otro presbítero, el padre Abad. Está encajado, con sus momentos de protagonismo, en una novela inconclusa que comenzó a gestarse hace más de dos lustros y que se resiste a seguir caminando hacia su término. Tiene muchas papeletas para terminar estableciéndose entre esencias de habano. La benevolencia del padre Abad está a la altura de los insignes personajes que han poblado la historia pasada y, también, por qué no decirlo, la época actual. Gentes que han pasado y pasan por la vida haciendo el bien a sus semejantes. Sí, amigos, porque, aunque vivimos rodeados de truhanes, chantajistas, sujetos miserables que persiguen su propio bien, aun a costa del sufrimiento de los semejantes; o violentos, que se adueñan del espacio y de los contextos donde se ubican (a base de ejercitar la fuerza bruta, el imperio de las armas o la manipulación psicológica), también conviven junto a nosotros, en nuestro entorno cercano (también en la distancia que en estos tiempos puede convertirse en proximidad virtual), anónimos compañeros de viaje que optan por dar sentido a sus vidas construyendo un mundo más justo y habitable para todos. Todos ellos aportan una pequeña dosis de felicidad a los que más sufren con su ausencia. El padre Abad, personaje ficticio, escondido en el cajón de un pendrai, es uno de ellos. Habrá que sacarlo a la luz para que siga sembrando esperanzas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Abilio, el rebotado

El machismo causa graves sufrimientos en quienes sufren las consecuencias de sus manifestaciones. En el caso de Abilio, personaje tamb...