jueves, 19 de abril de 2018

Utilizada para míseros propósitos




Petra es una mujer vulnerable. Todo se le fue por la borda cuando perdió a su marido y quedó sola en el mundo y a cargo de un hijo adolescente que muy pronto la llevó por la calle de la amargura. Como muchas mujeres de su misma situación la soledad, impuesta por los rigores de la vida, llega a ser tan amenazante, que se busca cobijo en contextos al alcance de la mano. Pero recibir ayuda, para superar las penurias a las que se encuentran sometidas, pueden encerrarlas en un callejón sin salida. 
No es extraño que, como este personaje de uno de mis relatos, se recurra a espacio sociales o ámbitos de concurrencia religiosa para buscar actividades, relaciones y apoyo. Petra lo hace en una parroquia, en ella encuentra acomodo para verter sus energíasEn las actividades  que se realizan en torno al templo ella tienen cabida. No para celebrar oficios religiosos, reservados a los curas, o como mucho (y en oficios de segundo rango), a monjas llegadas para complementar las tareas de los presbíteros, sino para labores de limpieza y adecuación ornamentales de espacios y dependencias; y en algún caso, una vez adquiridos ciertos conocimientos doctrinales, para servir de catequista de niños.
Y en ese contexto, cae en las garras del cura Aliso. 

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