martes, 24 de abril de 2018

Abilio, el rebotado




El machismo causa graves sufrimientos en quienes sufren las consecuencias de sus manifestaciones. En el caso de Abilio, personaje también escondido por algún rincón de mis relatos, ese machismo ha estado presente como una víbora capaz de emponzoñar con su veneno a cuantos lo rodean. No sólo a las mujeres, también los hombres reciben ese impacto en forma de violencia agazapada cuando adoctrina a sus compinches para que la practiquen sobre sus posibles víctimas. Es un personaje traumatizado que no ha asumido la separación de su mujer y descarga sobre todas las demás el látigo de su impotencia. 
Algunos de sus diálogos son muestra de sus destructivas actitudes como cuando trata de justificar la conducta de violencia gratuita ejercida sobre Lucía en un plató de televisión:

___A las mujeres hay que tratarlas con mano dura. No entienden otro lenguaje. La dulzura, los cariños y los arrumacos..., para nada, lo reciben como formas de debilidad. Y ahí tú estás perdido. Te mean en la pechera y hacen lo que les da la gana. Al menor descuido te dejan en la estacada aunque tú hayas dado por ellas poco menos que la vida… 
Por desgracia estas actitudes siguen estando presentes, aunque no se reconozcan, en personajes de carne y hueso que pululan por nuestro mundo.

jueves, 19 de abril de 2018

Utilizada para míseros propósitos




Petra es una mujer vulnerable. Todo se le fue por la borda cuando perdió a su marido y quedó sola en el mundo y a cargo de un hijo adolescente que muy pronto la llevó por la calle de la amargura. Como muchas mujeres de su misma situación la soledad, impuesta por los rigores de la vida, llega a ser tan amenazante, que se busca cobijo en contextos al alcance de la mano. Pero recibir ayuda, para superar las penurias a las que se encuentran sometidas, pueden encerrarlas en un callejón sin salida. 
No es extraño que, como este personaje de uno de mis relatos, se recurra a espacio sociales o ámbitos de concurrencia religiosa para buscar actividades, relaciones y apoyo. Petra lo hace en una parroquia, en ella encuentra acomodo para verter sus energíasEn las actividades  que se realizan en torno al templo ella tienen cabida. No para celebrar oficios religiosos, reservados a los curas, o como mucho (y en oficios de segundo rango), a monjas llegadas para complementar las tareas de los presbíteros, sino para labores de limpieza y adecuación ornamentales de espacios y dependencias; y en algún caso, una vez adquiridos ciertos conocimientos doctrinales, para servir de catequista de niños.
Y en ese contexto, cae en las garras del cura Aliso. 

martes, 17 de abril de 2018

El padre Abad

Cuan diferente a Ezequiel Aliso es el otro presbítero, el padre Abad. Está encajado, con sus momentos de protagonismo, en una novela inconclusa que comenzó a gestarse hace más de dos lustros y que se resiste a seguir caminando hacia su término. Tiene muchas papeletas para terminar estableciéndose entre esencias de habano. La benevolencia del padre Abad está a la altura de los insignes personajes que han poblado la historia pasada y, también, por qué no decirlo, la época actual. Gentes que han pasado y pasan por la vida haciendo el bien a sus semejantes. Sí, amigos, porque, aunque vivimos rodeados de truhanes, chantajistas, sujetos miserables que persiguen su propio bien, aun a costa del sufrimiento de los semejantes; o violentos, que se adueñan del espacio y de los contextos donde se ubican (a base de ejercitar la fuerza bruta, el imperio de las armas o la manipulación psicológica), también conviven junto a nosotros, en nuestro entorno cercano (también en la distancia que en estos tiempos puede convertirse en proximidad virtual), anónimos compañeros de viaje que optan por dar sentido a sus vidas construyendo un mundo más justo y habitable para todos. Todos ellos aportan una pequeña dosis de felicidad a los que más sufren con su ausencia. El padre Abad, personaje ficticio, escondido en el cajón de un pendrai, es uno de ellos. Habrá que sacarlo a la luz para que siga sembrando esperanzas.

jueves, 12 de abril de 2018

El cura Aliso




El padre Ezequiel Aliso no goza de mis simpatías. Como todos los personajes creados a golpe de inspiración, y que salen a la luz en momentos de especial entusiasmo, son seres artificiales, no existen en la realidad. Pero a nadie se le escapa que cuando uno se apodera de la voluntad creativa, sus productos no salen de la nada, troquela sus criaturas a partir de rasgos de algunos modelos con los que se ha topado en la realidad. Y esos modelos están en el trasfondo de los trazos que te sirven para crear sus perfiles. Ezequiel Aliso me recuerda demasiado al modelo, aunque sea una caricatura del mismo al que he magnificado sus rasgos más repugnantes. Pero tampoco es de recibo tener con él la compostura de arrinconarlo en el olvido. Sí, es verdad que es un indeseable que utiliza las más endiabladas tretas (aparentando como aparenta ser un hombre de Dios, sus comportamientos son todavía más aviesos) para conseguir sus fines más deleznables, bien sea para lucrarse a través de operaciones delincuentes, manejar triquiñuelas chantajistas para lograr sus fines o refocilarse a su antojo en sus placenteros envites con mujeres (o menores) de quien se aprovecha por su situación vulnerable. Todas las conductas exentas de catadura moral. Pero hay que rescatarlo para que ofrezca su rostro al juicio del lector. 

martes, 10 de abril de 2018

RJ ficticio malhechor



Pero tengo algo nuevo que hacer. No estoy en el vacío. Mis personajes necesitan de mí para seguir viviendo. No voy a dejar abandonado al pobre RJ en sus esfuerzos para salir del ostracismo. Lo dejé envuelto en una nebulosa de escaramuzas que le resultaban demasiado fuertes para su espíritu endeble. Está aparcado en un capítulo de una de mis novelas, entre truhanes sin escrúpulos que no dudaban en encargarle las misiones más peligrosas y ruines. Él no está preparado para esos trances. Si no hay más que verlo en la misión de secuestro y vigilancia de Petra (la mujer que estaba liada con el cura mezclado en los asuntos de contrabando para poder sacar a su hijo adelante)para darse cuenta de que no está hecho de la misma pasta de los malhechores. En cualquier momento puede dejarla escapar. Es una buena persona que no sabe cómo encajar sus inclinaciones sexuales en el tiempo que le ha tocado vivir, y, además, el sentimiento de culpabilidad lo lleva por la calle de la amargura. De eso se valió el padre Aliso para echarle la red cuando llegó a su parroquia pidiéndole confesión. Sí, no cabe duda que habrá que rescatarlo. 

lunes, 9 de abril de 2018

Al encuentro


No acabo de comprender que es lo que me ha traído hasta aquí. Mi sueño consistía en llegar a ser un escribiente activo que llevara sus historias a buen término, pero me he quedado reducido, y doy pinceladas por aquí y por allá, buscando plasmar, sobre los raíles de mis relatos, miradas complejas que no siempre acabo de perfilar. Porque soy muy sensible a la imperfección, y ésta me rodea el cuello como un collar que me atrapa impidiéndome avanzar hacia buen puerto. Por eso, y porque el tiempo se me escapa entre las yemas de los dedos como un líquido imposible de retener, no avanzo al ritmo deseado e, incluso, en determinados momentos, me siento afectado por una parálisis desconcertante. En ese vaivén y pérdida de compostura , los personajes que fui dibujando con mis trazos imprecisos de brujo (aupado a los canalones del tejado de un edificio de difícil acceso, desde donde había logrado mirar con la perspectiva de vista de dron), esos personajes, digo, se han ido alejando de mí, y ahora, tengo que ir nuevamente en su búsquedaPorque cada uno de ellos se refugió entre escondrijos que hasta el momento me han sido inaccesibles.  

Abilio, el rebotado

El machismo causa graves sufrimientos en quienes sufren las consecuencias de sus manifestaciones. En el caso de Abilio, personaje tamb...